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Muchas alarmas funcionan a través de sensores de movimiento. Este tipo de dispositivos se integra habitualmente en los sistemas de servicios domóticos destinados a la seguridad o a la iluminación de una determinada parte de la casa. Elegir la ubicación correcta es determinante para garantizar su correcto funcionamiento, por eso en este artículo repasamos qué son y dónde colocar los sensores de movimiento de una alarma.
Como su propio nombre indica, un sensor de movimiento es un dispositivo capaz de identificar la presencia de un sujeto en el interior de una estancia a través de su movimiento. Para ello pueden emplearse diferentes sistemas:
Los sensores de movimiento pasivos son sistemas de detección que funcionan a través de infrarrojos.
Se consideran pasivos porque el detector no emite ninguna señal para la identificación de una presencia.
Su funcionamiento está basado en las variaciones de energía. Así, un movimiento o un cambio significativo de temperatura harán que el sensor lance una alerta a la central a la que está conectado el sistema de seguridad.
Los sensores de movimiento activos emiten un pulso o señal que es el que permite identificar la presencia de alguien en el interior de la estancia. Si este pulso se ve interferido, activará la alarma.
La energía que emplea para su funcionamiento puede presentarse en forma de microondas, ultrasonidos, vibraciones o haces de luz.
Con frecuencia, los detectores de movimiento emplean de manera conjunta los dos tipos de receptores anteriores (pasivos y activos). De este modo consiguen abarcar un espectro de seguridad mucho más amplio y reducir el riesgo de que se produzcan falsas alarmas.
Para garantizar la máxima eficiencia de los sensores de la alarma debes tener en cuenta si van a estar en el interior del inmueble o a la intemperie.
Al colocar los detectores de movimiento dentro de un inmueble hay que tener en cuenta que:
Si vas a poner detectores fuera del inmueble:
Las alarmas con sensores de movimiento son las más populares en los sistemas de protección. Son dispositivos de fácil instalación que consumen muy poca energía y que a cambio ofrecen grandes prestaciones: amplia cobertura de vigilancia, una respuesta eficiente siempre que se escoja bien su ubicación y una alternativa de protección discreta y funcional.
Detectores / sensores que suelen incluirse en sistemas de alarma
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