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Estamos tan acostumbrados al ruido que en ocasiones ni tan siquiera reparamos en él. Pero determinado nivel de ruido puede resultar dañino para la salud, por lo que es importante conocerlo y controlarlo.
El ruido se mide con un decibelímetro o sonómetro. Este instrumento determina la presión sonora en un ambiente a través de una unidad de medida llamada decibelio (dB). Cada vez que la presión de sonido se duplica, el número de decibelios aumenta 6 puntos.
Por encima de los 70 dB el ruido puede representar un riesgo para tu salud. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda rondar los 55 dB como nivel óptimo al aire libre.
No obstante, la realidad es muy distinta:
El umbral del dolor de ruido es de 120 dB y hay conciertos de músicaque superan este límite.
Para controlar el ruido existe una regulación específica: la Ley del Ruido.
Aparte de las normas de nivel estatal, las comunidades autónomas y las normativas municipales gestionan los niveles de ruido en función de las características de cada lugar. Por eso, la normativa al respecto puede diferir según la región. De forma general existen las siguientes limitaciones:
El ruido durante una jornada laboral de 8 horas deberá ser inferior a los 85 dB, midiéndose desde la percepción del trabajador.
Si este nivel fuera superior, habría que reducir el tiempo de exposición al ruido, así como tomar las medidas de precaución pertinentes para evitar riesgos laborales.
En los locales comerciales el ruido se sitúa en 60 dB por el día y en 50 dB desde las 22:00 hasta las 06:00, como máximo.
El límite aplicable a estas infraestructuras se sitúa entre 60 dB y 50 dB en zonas residenciales. No obstante, se eleva a 70 dB si es para uso recreativo o espectáculos.
El límite está en torno a los 60 dB con respecto a las casas colindantes. Durante la noche disminuye hasta los 40 dB para garantizar la calidad del descanso de los vecinos.
Organismos como el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo o la OMS establecen pautas básicas para convivir con el ruido:
La exposición continua a ruidos demasiado fuertes puede provocar:
Es difícil mantener siempre un nivel de ruido seguro o recomendado, sin embargo hay que esforzarse por crear un entorno sonoro saludable.
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