Los incendios son un contratiempo común en hogares y locales comerciales; siendo los fines de semana y las madrugadas los momentos en los que más probabilidad hay de que sucedan este tipo de situaciones.
En nuestro país se producen una media de 47 incendios en hogares a diario. Pese a ello, no existe la obligatoriedad de instalar detectores en las viviendas (como sí ocurre en otros países europeos), debido a que el reglamento general sobre seguridad en la vivienda no es concreto sobre la protección de incendios.
A día de hoy existen métodos de aviso y prevención de daños como los detectores de humo, que se posicionan como una medida de alerta realmente eficaz para prevenir estos sucesos.
¿Qué son los detectores de humo?
Los detectores de humo para casa son unos aparatos que reconocen la presencia de humo en un espacio, lo que alertará de la posibilidad de que ocurra un incendio.
Su funcionamiento es sencillo. Cuando salta una alarma de humo es porque ha reconocido este elemento y emite una señal de alerta para que las personas que se encuentren en ese espacio puedan ponerse a salvo.
En el caso de los detectores de humo de Movistar Prosegur Alarmas, además incorporan un led emisor de luz y un fotosonsensor. De este modo, cuando el humo llega al detector, la luz del led se dispersa y se refleja en el fotosensor. Y es así como se activa la señal de alarma.
Una vez activada la señal de alarma, la Central Receptora de Alarmas verificará si la alerta es real y, o bien te explicará cómo desactivar el detector de humo; o dará aviso a los bomberos si es una notificación real.
Tipos de detectores de humo
En base a su funcionamiento y los principios físicos del aparato, los detectores de incendios pueden clasificarse en cuatro tipos:
- Detectores de humo fotoeléctricos u ópticos.
- Detectores de humo iónicos.
- Detectores térmicos.
- Detectores de radiación.
Detectores de humo fotoeléctricos u ópticos
Estas alarmas de humo son más efectivas para incendios de combustión lenta. Son los que producen grandes cantidades de humo pero que tienden a arder sin llamas. Por ejemplo, en cortinas, ropa de cama, muebles tapizados, alfombras…
El funcionamiento de los detectores de humo ópticos se basa en emitir una luz que incide de forma continua sobre una célula fotoeléctrica. Cuando el humo bloquea la luz, el dispositivo se activa con su alarma sonora advirtiendo del fuego. Además, en el caso de los detectores de humo de Movistar Prosegur Alarmas, si cuentas con protección contra incendios, en menos de 29 segundos la Central Receptora de Alarmas recibirá una notificación del incidente.
La instalación de estos detectores suele ser en los conductos de ventilación de hogares, edificios y/o locales.
Es posible la colocación de tres tipos:
- Rayo infrarrojo.
- Láser.
- Tipo puntual.
Hoy en día, los detectores ópticos son los más efectivos para la protección de inmuebles, por lo que su instalación será sinónimo de seguridad. En condiciones normales, los detectores de humo ópticos cubren unos 60 m2, aunque dependerá de diferentes factores de la vivienda (altura de los techos, alturas en las estancias, si hay vigas u otro tipo de divisiones que obstruyen el humo…).
Presta atención en todo momento a si está funcionando correctamente. Para ello, fíjate si el led está parpadeando. Esta es la señal de que todo está siguiendo su uso adecuado.
Detectores de humo iónicos
Estos dispositivos responden más rápido ante incendios con llamas rápidas en las que la presencia del humo es menor.
Cuando estos incendios se producen suele ser a consecuencia de combustible o productos que se inflaman rápidamente (periódicos, productos de limpieza…).
El funcionamiento de los detectores iónicos es sencillo. El aparato ioniza el aire de su interior y, cuando se crea un bloqueo en su corriente eléctrica por el humo, activa su alarma.
Cuando hay una reducción de la propiedad conductiva del aire es cuando estas alarmas para incendios saltan.
Detectores térmicos
Más que un detector de humo, son detectores de incendios. Y es que estos aparatos se encargan de comprobar las variaciones de temperatura que se producen en un espacio / zona de acción.
Pese a que su finalidad es la de detectar la presencia de fuego en el lugar de actuación, no se considera una alarma de humo como tal.
Los detectores térmicos dan la señal de alarma a partir de superar los 68º de temperatura. Es por ello por lo que en ocasiones pueden no considerarse tan efectivos como otras alarmas antiincendios.
A la hora de colocarlos, las cocinas son el espacio ideal en detrimento de los detectores de humos fotoeléctricos. Ya que estos segundos podrían activarse por el simple hecho del vapor caliente producido por diferentes técnicas de cocción.
Detectores de radiación
Sucede lo mismo que con los detectores térmicos, son más una alarma de incendios que un detector de humo en sí.
Estos dispositivos se activan cuando interceptan la radiación que emiten determinados materiales durante los incendios. Cuando detectan ciertos niveles emiten su sistema de alarma para alertar a los ocupantes.
Se consideran detectores de detección tardía, pero hay que tener muy en cuenta su mantenimiento y limpieza. Y es que, si no están en perfecto estado, es más fácil que pierda su hipersensibilidad y se puedan activar en situaciones en las que no hay ningún fuego, provocando así falsas alarmas.
Si quieres equipar tu hogar con estos sistemas de alarma, lo ideal será que contactes con expertos, y no que trates de aprender tú cómo colocar detectores de humo. Y es que estos profesionales sabrán detectar los puntos estratégicos para su instalación y garantizar así su funcionamiento.
Asegúrate siempre que los detectores de humo están homologados y evita contratiempos y falsas alarmas.